Implementar un nuevo software para gestionar la seguridad, el medio ambiente y la salud es una gran oportunidad para mejorar procesos… pero también puede convertirse en una excusa para complicarlos más de la cuenta. Configurar hasta el último detalle puede sonar tentador, pero suele generar retrasos innecesarios y aumentar los costos. La clave está en configurar solo cuando realmente sea necesario y aporte valor.
Es comprensible querer que tu nuevo sistema se parezca a los formularios en papel o a los procesos antiguos que estás usando. Pero aquí va una verdad importante:
Con esto en mente, te recomendamos definir algunos principios de proyecto antes de empezar con la configuración. Por ejemplo:
Algunas configuraciones son necesarias—pero siempre deben tener un propósito claro. Por ejemplo:
Aunque cada organización tiene sus particularidades, la mayoría de los procesos de seguridad, medio ambiente y salud son bastante similares. Por ejemplo, reportes de incidentes, investigaciones o cadenas de aprobación suelen repetirse en todas partes. Donde los sistemas realmente se diferencian es en aspectos prácticos, como la usabilidad de la app móvil o tareas específicas en campo.
Por eso, cuando elijas un proveedor de software, enfocate más en esas diferencias funcionales y no tanto en cuánta personalización vas a necesitar para replicar tus formularios actuales al pie de la letra.
La configuración de tu software debe aportar valor, no complejidad. Si te enfocás en lo que realmente necesitás (y no en lo que “sería bueno tener”), y comienzas desde las buenas prácticas, lograrás una implementación más rápida, eficiente y con un sistema que funcione para tu organización—hoy y a futuro.
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